La Alianza Francesa,
propietaria del inmueble de calle 59 e/ 8 y 9 de La Plata donde funciona el
Centro Cultural y Productivo “Casa Lumpen”, ha iniciado el proceso de desalojo
luego del fracaso de las negociaciones realizadas para renovar el contrato de
alquiler que existía entre esas partes. Ante esta situación, los Lumpens
decidieron tomar la Casa de forma pacífica para luchar por la continuidad de su
proyecto de comunicación e integración social.
“El proceso de desalojo se
encuentra regulado en el Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de
Buenos Aires como un procedimiento rápido y expedito, donde cuestiones
relacionadas con el fin social del inmueble lamentablemente no entran dentro
del marco de discusión jurídica”, aseguró el Dr. Alexis Federico Villafane,
abogado con amplia experiencia en el fuero civil.
Los habitantes de Casa
Lumpen consideran abusivo el reclamo
promovido por la Alianza Francesa. Así lo relata su Presidente Juan Merino:
“Nosotros habíamos convenido de palabra la renovación y las mejoras de la Casa.
De hecho, cuando entramos tres años atrás, esto era una ruina. La Alianza
Francesa, contradiciendo lo que se había estipulado acerca de la renovación del
contrato de alquiler, nos comunicó que no renovaría el contrato porque no le convenía
económicamente y que la vivienda la iba a vender a una constructora para
demolerla y construir un edificio. Desde nuestra asociación intentamos renovar
ofreciendo un aumento considerable en el monto del alquiler, pero igualmente se
negaron”.
Conociendo las escasas
chances de éxito que las defensas judiciales tienen en relación a la
continuidad del Centro Cultural y Productivo, desde Casa Lumpen se buscaron
otros caminos institucionales para dar batalla por lo que consideran una justa y necesaria
causa.
Con el apoyo de la diputada Alicia Sánchez, Presidenta de la Comisión de Tierra y Vivienda de la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires, se quiere convertir en ley el proyecto 2625/14 para que sea el Estado provincial quien adquiera la titularidad del inmueble y lo ceda en comodato a los Lumpens para lograr así la continuidad del proyecto.
Desde la Alianza Francesa, se obtuvo el apoyo diplomático de Jean Michel Casa, Embajador de Francia en la Argentina, que mediante misivas enviadas a Horacio González, Presidente de la Cámara de Diputados provincial, al Intendente Pablo Bruera y al Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, les solicita “su intervención, para no dar seguimiento a este proyecto que sin duda disminuiría las posibilidades de cooperación impulsadas por esta embajada en la ciudad de La Plata”. Destacando que “en caso de prosperar y sancionarse, afectaría profundamente el buen funcionamiento de esta asociación argentina sin fines de lucro ( la Alianza Francesa), casi centenaria, cuyo principal objetivo es la difusión de la lengua francesa y la promoción y el intercambio cultural entre nuestras naciones”.
Desde Casa Lumpen se encuentran preocupados por este conflicto, ya que del resultado del mismo depende no sólo la continuidad de un proyecto de inclusión social para chicos en situación de vulnerabilidad, si no también el destino de más de 60 trabajadores y el futuro de jóvenes comunicadores que hacen sus primeras incursiones en el periodismo gracias a la radio que funciona en el inmueble.
"Creemos que este proyecto que nació al calor de la Ley de Medios tiene una excelente perspectiva. A la radio que funciona con más de 15 programas semanales, la tienda productiva, el bar, la cocina, los talleres alternativos y los ciclos artísticos, intentamos y lo estamos logrando, ir hacia lo que nosotros llamamos Multimedio Comunitario, absolutamente sustentable. Lo contrario, el desalojo y cierre de Casa Lumpen, equivale a negar la Ley de Medios sancionada en 2009 que propone darle el 33% del espectro radioeléctrico a las organizaciones no gubernamentales. Nosotros somos parte de ese porcentaje y lo único que estamos haciendo es que respeten ese derecho que creemos nos corresponde”, sostuvo Merino.
Los
Lumpen, junto con otras agrupaciones como Nuevo Encuentro, Miles y Movimiento
Evita, buscan convertir este conflicto individual en una solución colectiva,
que mas allá del rumbo que tome el proceso de desahucio permita discutir alguna
de las problemáticas que padecen los inquilinos, poniendo especial énfasis en
el cobro abusivo de los honorarios que exigen las inmobiliarias al momento de
alquilar o renovar la locación de una vivienda.
La
campaña tiene como slogan al mítico personaje de Don Ramón, que padecía la insistente persecución del Sr. Barriga -dueño de la famosa vecindad-, que le reclamaba de forma constante el cobro
de una renta que este no podía solventar. El objetivo de la cruzada es terminar
con los abusos que se generan entorno a los contratos de alquiler, mediante una
reforma legislativa que reparta los gastos administrativos entre los locadores
y los locatarios. Utilizando las redes
sociales y mediante marchas de concientización pretenden generar una fuerte difusión
sobre la problemática que lleve la discusión
hasta el Congreso.
Según
palabras de Carlos Florencio integrante del espacio “La estrategia es que a
través de un hecho específico: la modificación en el 2009 del artículo 54
inciso seis del código de Martilleros de la sección dos, que establece que
pudiendo pagar una de las partes el cien por ciento de los gastos
administrativos -que son los famosos honorarios-, por ley tendría que ser el
cuatro por ciento del valor total del contrato. Hoy están cobrando arriba del
seis y el ocho por ciento, y ese valor lo estamos pagando en su totalidad los
inquilinos. Es decir que una persona que está apurada por alquilar una vivienda
les cobra tres o cuatro mil pesos de más. Lo que buscamos es volver a instalar
la problemática de que se vuelva a discutir no solamente en la superestructura
de la política, sino también en la sociedad civil.”
La
nobleza de su alma le impedía al Sr. Barriga desalojar a su simpático
inquilino. Los tiempos han cambiado, como también los valores morales de los
propietarios. Es posible que esta vez el
querible Don Ramón termine en la calle.
Eduardo Rousseau
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