- Bueno, hoy es
viernes. Si el lunes no tengo una respuesta, yo le aviso a este que me voy a
hablarlo directamente con Albarracín. No la quería pasar por encima, pero me
cansé… y vos mantenete en la misma José, decí
“Mira, hasta que mi jefe no me diga que puedo mover a los pibes, o que
me corra del pabellón, yo no muevo un dedo”. Corta. Porque ellos se mueven en
estructura verticalista, entonces vos deciles que también te movés así y listo…
igual siempre buena onda, porque después nos van a decir que nosotros estamos
metiendo palos en la rueda y que se yo...
Parece que hay un
problema con algo que le comenta José, y Carlos ya advirtió que su interlocutor
no suele ir al grano porque, mientras me pongo cómodo, el agarra el último
número de la revista La Tecla y empieza a pasar las hojas, sin prestar atención
ni a lo que mira, ni a lo que escucha. Levanta la vista, aleja el teléfono al
mismo tiempo que me mira y mueve la boca lo bastante lento como para que lea
sus labios: “Ya me aburrió”. Entra su secretaria con el termo y el mate y me
dice: “Él no sabe cebar ¿Cebas vos?”. Cebo yo. Carlos se cansa, y exclama un
“BUENÍSIMO JOSÉ” como para ir cerrando la charla, pero del otro lado tienen
algo más que agregar. Ya ni lo escucha. Cuando se oye silencio del otro lado,
finiquita con “Perfecto, listo José. Estamos hablando. Abrazo, chau”.
-¿Mucho movimiento?
-Sí, ni te digo…
Teléfono otra vez…
-Dame un segundo…
-Hola. ¿Cómo te va Florencia? Mira, yo lo único que quería saber era cuando nos
juntamos a charlar… no, como necesitar, necesito el aula taller que todavía no
está terminada. No, ya sé por eso te digo: los de la empresa de construcción
medio que están bicicleteando a mi gente y estos se empiezan a poner nerviosos,
arrancan con el puterío. Yo lo único que necesito es que vaya alguien de
ustedes y los tranquilice de alguna manera. Y que vaya alguien de la empresa
constructora y ponga un plazo estimativo –pero que no me lo digan a mí, a mí
no. A ellos que son los que están en territorio- y con eso ya se calma todo.
Pero como nadie dice nada, estos arrancan a hablar… Listo, gracias Flor. Buen
viaje. Que andes bien.
-La Jefa del
Servicio.
-¿Del Servicio…?
-Penitenciario.
Florencia Piermarini.
-¿Trabajan en conjunto?
-Más o menos. Pasa
que nosotros tenemos un instituto que lo dividimos en dos. La mitad va a ser
para ellos y la otra nuestra. Lo están arreglando y yo tengo ciertos sectores
que si los entrego, tengo que volver a tenerlos como los tenía antes ¿Se
entiende? Algo me tenés que dar, no te voy a dar todo y quedarme sin nada. Pasa
que es una decisión política: lo cedió el ministro a Casal (Ricardo Casal, Ministro de Justicia de la Provincia de
Buenos Aires). Bueno, en fin ¿En qué te puedo ayudar?
A la par que
terminaba de hablar con la jefa del Servicio Penitenciario, Carlos agarró un
cuaderno espiralado y tachó dos o tres anotaciones. Pareciera ser que la charla
rindió sus frutos y él se sacó tres problemas de encima. Mientras el tachaba yo
miré alrededor lo que tenía: su escritorio, también antiguo, es de esos que
tienen placa de vidrio arriba de la madera. Bajo el vidrio esta la etiqueta
circular color naranja que dice “Scioli 2015”, y dos dibujos de sus hijas en
lápiz. Entonces cuando llega el “en que te puedo ayudar” pregunto.
- Carlos…
-Decime Charly, todos
me dicen Charly.
-Okey, Charly ¿Cómo está la situación de los centros hoy
día? En cantidad de chicos me refiero.
-Mira, de Enero a esta
parte aumentó. Cuando se declaró la emergencia en seguridad, tuvimos muchísimos
ingresos. Mucho más de la media que habitualmente teníamos. Desde 2010 a esta
parte -si mal no recuerdo la estadística- teníamos una población en centros
cerrados, de 500 pibes más o menos. Ponele que a veces se iba a 520, o bajaba a
480 aproximadamente ¿Entendés?
-¿Y la infraestructura contiene todavía el aumento de
ingresos que tuvieron?
Si, por ahora sí. El
tema es que tuvimos un incremento también en los centros de recepción, que son
aquellos en que el chico, en teoría no puede hasta pasados los cinco días. Pero
ahí tenés una variable que es los juzgados. Nosotros tenemos que acatar la
orden judicial.
-¿Uno de esos centros de recepción tuvo una denuncia de
Julián Axat -Defensor Penal Juvenil- hace dos años puede ser?
-En realidad, en 2012
Axat estableció un Habeas Corpus, en donde cuestionaba la permanencia de los
chicos en estos centros. No denunciaba las condiciones de los lugares, sino el
tiempo que estaban ahí. El planteo de Axat, si bien yo estaba como la parte
requerida, o "acusado" por decirlo de alguna manera, si uno lo leía
con detenimiento, era un cuestionamiento al Poder Judicial, no a nosotros. Más allá
de las falencias que nos endilgaba a nosotros, que el pibe esté 3 o 6 meses en
uno de estos dispositivos de recepción, no es una decisión que tome yo. Es del
juez que entiende en la causa, que se expide según sus tiempos. Yo recibo la resolución
"Mengano pasa al centro de recepción tal o cual, acusado de la comisión de
tal delito y en carácter de aprehendido por tal hecho". Punto. A los cinco
días va al juzgado, se le confirma o no la prisión preventiva y ahí se
determina el lugar al que va a ir. Nosotros tenemos distintos lugares, pero quizás
hay un chico que está cómodo donde entró, y le dice al juez "Mire, me
quiero quedar acá". Y el chico se queda en ese lugar, no es que se lo
mueve permanentemente.
-O sea que se tienen en cuenta las preferencias del chico
-Claro, pero hay más
variables a considerar también, que uno no las puede entender si no está, no te
digo comprometido con la temática... pero si comprometido con la lógica de la
temática. No te podes quedar solamente con lo que dice la normativa o las convenciones
internacionales.
-Es decir, si no entras en el campo empírico y te quedas
solo en la teoría, te puede fallar.
-¡Te va a fallar! Es
que vos lo que tenés que poner en orden primordial es el chico. Te hablo en lo
que es la normativa de niñez. Pero uno de los factores a los que más se hace
mención en relación a lo estrictamente juvenil-penal es el acercamiento
familiar: el tema de las visitas. Entonces si el chico es de Matanza, lo ideal
es que esté alojado cerca de ahí, así la familia no tiene que movilizarse
demasiado. Ahora bien, entró Mengano -para graficar, toma un BlackBerry que
hará el papel de Mengano- al centro cerrado Ibarra… a los tres días detienen a Fulano -ahora, el
papel de Fulano lo hace mi celular y van a chocar con Mengano- ¿A dónde va? Y
el juez dice "Al Ibarra, porque me gusta cómo trabajan ahí". Pum! Y
antes de que entre vos decís "No puede entrar, porque ahí ya está Mengano”
-¿Y cuál es el problema? ¿Por ser de La Plata también?
-No, que son de
bandas distintas. O sea, se matan. Entonces, a Fulano lo tengo que mandar a
Azul porque en los otros lugares tampoco puede entrar porque hay otros
problemas, o porque no hay lugar, ponele el "pero" que quieras. Y ahí
te comes una denuncia del algún actor del sistema, porque al chico lo mandaste
allá. Y les explicas "Pero si lo dejo acá, es un doble problema porque va
a tener quilombo con Mengano, más las familias de uno y del otro que se cruzan
los fines de semana". Podés articular para que no se crucen, pero también está
la cuestión de que me va a alborotar al resto de los 30 pibes que están ahí,
y que van a tomar partido por Fulano o
Mengano. Tampoco le estas cuartando a la familia la posibilidad de verlos,
porque si lo tenés que mandar a Azul al pibe, a ellos les extendemos pasajes
todos los fines de semana, inclusive usamos las camionetas oficiales para hacer
visitas.
Hasta hace un minuto
atrás, no tenía la mínima idea de los problemas que pueden surgir en torno al
ingreso de un pibe a un centro cerrado. Conozco el Carlos Ibarra que está en
Abasto, al cual fui un par de veces, pero nunca hablamos de estas cuestiones
con los directores que dirigen el establecimiento. Elijo hacer silencio y llega
la descarga de Charly.
- Mirá, con el tema
niñez está todo muy lindo las convenciones, los libros doctrinarios, pero hay
que estar acá adentro. Porque muchas veces lo que en los papeles dice qué es lo
mejor para el pibe, en la práctica no lo es y yo estoy convencido de eso. Estos
supuestos adalides defensores de los chicos, protestan cuando se toma una
decisión distinta a la que ellos pretenden, y no entienden que se elige eso
porque la realidad muestra otra cosa de la que quieren ver ellos: los informes
de los profesionales que acompañan al pibe, que son psicólogos, asistente
social, maestros y demás, avalan las elecciones que tomamos. O sea que vista en
frío, desde las normativas y los papeles llegas a la conclusión que decís
"No loco. Lo estamos complicando al pibe. Le estamos restringiendo algunos
de sus derechos" ¿Por qué? Porque cuando vos tenés que tomar ese tipo de
decisiones, que son efectivas, tiene que primar el derecho a la vida y a la
salud del pibe, por sobre todas las demás. Por ahí, si primás el derecho al
acercamiento familiar, sin estabilizar antes al chico, no podes garantizar
nada. Y además, tenés que ver si la familia atenta o no contra esa recuperación
¿Es nocivo para el chico estar con la mamá y el papá, o la novia, o los amigos
del barrio? Hay que evaluar todo eso. Tiene muchas aristas esta situación, y
todas son complicadas, por eso no te podes quedar solamente con los papeles.
Todo un cuadro
ilustrado de una problemática que los medios y la gente, muestran mucho más
simple de lo que en realidad es. Las bambalinas detrás de los actores, son
siempre desconocidas para el público.
- Me estás diciendo que pareciera que hay ciertas
personas que hablan por hablar del asunto.
-Si... igual está
bien que existan organismos que controlen, que aprieten -en el buen sentido de
la palabra- cuando fallan ciertas cuestiones que se nos pierden de vista en la vorágine
diaria... pero yo estoy convencido, y esto lo he hablado con jueces y con gente
que realmente está comprometida con la causa, que hay ciertos reclamos que no
la hacen bien al sistema. Lo triste del sistema en la provincia de Buenos Aires,
es la cantidad de actores que hacen una bandera de los pibes, cuando en
realidad los pibes les importan un
carajo. Me molesta mucho, porque lo que les importa a esas personas es la exposición
mediática. Y ese tipo de gente no colabora. Ni con el sistema, y con el pibe
mucho menos.
-Es un sistema relativamente nuevo de todas formas. Puede tener sus fallas.
-Tal cual, podemos
fallar en algunas implementaciones de leyes, pero es un sistema que a la vez
llegó a un punto de maduración donde creo que es conveniente la articulación de
propuestas para corregir determinadas cuestiones.
-Para mejorarlo...
-Claro. Hay que
replantearse algunas cosas. Y ese replanteo tiene que ser hecho de una manera
integral ¿Por qué? Porque la misma palabra lo define. Nosotros estamos dentro
de un sistema de responsabilidad penal juvenil, y está conformado por varios
elementos: esto no es el poder ejecutivo por un lado, el legislativo por otro y
el judicial por un tercero. Y ni siquiera son sólo los poderes, sino también
las ONG, los comités, que están por fuera de las instituciones oficiales. Todos
tienen que participar y tener un debate serio de las cuestiones: dejar las
banderas de lado, de querer llevar agua para el molino propio, y que empecemos
a ver la cuestión central que son los chicos.
Tiene razón. Al que
le guste bien, y al que no, mala suerte. No es la primera vez que se ven casos
de este tipo, es decir: donde se alzan banderas en pro de los derechos de
algunos, y esos algunos, no les importan a los que izan el estandarte.
-Al respecto de las denuncias que tiene la Provincia de
Buenos Aires respecto del sistema ¿Qué tenés que decir Charly?
-Sí, tenés cuestiones
que se le acusan a la provincia, de que las resoluciones que toman son una
porquería, y lo único que hay que hacer son más de 100 kilómetros para darte
cuenta que en otras jurisdicciones están 10 años atrasados. Y si te vas a 150,
están 20 años.
-¿Han tenido muchas denuncias acá?
-Yo he tenido
muchísimas denuncias pero ninguna seria, del tipo "violencia
institucional". Es decir, problemas de administración, aunque se siente el
Papa Francisco acá, va a seguir habiendo. Ahora, el tema está en sumar o no
sumar. ¿Querés cagarme a puteadas? Cagame a puteadas, denunciame y ensuciame en
todos lados si yo a los pibes los cago a palos... pero si ves que estoy
laburando no me pongas palos en la rueda.
-Sería algo así, como "no te quedes solo con el
árbol, mira el bosque completo"
-Exacto! Por ejemplo,
una vez me llega una demanda que decía que los chicos no estaban teniendo más
de dos actividades por semana y tendrían que tener más, previo análisis
psicológico ¿Sabes que logras con eso? Una sobre intervención en los pibes, que
a la larga los estigmatiza aún más todavía. Porque los pones a hacer un taller
de carpintería o herrería, el que sea... y a los dos meses se aburren, quieren otra cosa. Entonces, las peticiones de los pibes, muchas veces no coinciden con
los tiempos administrativos que demandan autorizar una nueva actividad:
implementarla, comprar los materiales necesarios, llevarla a cabo, etc. Ahora, lo que yo te puedo garantizar es que
la mayoría no sale de la manera en que entraron. Mucho menos como se imagina la
gente. Esto no es una escuelita del choreo.
-Si... volvemos al tema empírico, de que hay que estar
ahí.
-Para entender bien
las cosas. Yo mismo aprendo cosas nuevas todos los días. Hace unas semanas, uno
de estos adalides que “protegen a los pibes” presentó una queja de que no
teníamos leche en el menú para ellos. Esto que te cuento ahora pasó en la
audiencia judicial, con el juez delante y le tuve que decir a este muchacho:
"¿Sabes por qué no hay leche? El mismo instituto compra la leche, y con
eso hacen tortas por ejemplo, flan, pero no se las dan en el desayuno ni la
merienda a los pibes por cuestiones de códigos barriales entre ellos: el pibe
que toma leche, los otros lo cagan a trompadas por puto. Porque 'se tomó toda
la leche'". Manejan un lenguaje que ni vos ni yo conocemos, pero que para
ellos es ley. Entonces ¿Qué tengo que hacer yo? ¿Transfusiones de leche todos
los días para que el comité, o el organismo que sea, esté contento? Yo no los estoy
torturando por no darles leche, todo lo contrario, lo haría si se las diera.
Por eso te digo que hay que estar en el terreno para saber qué te encontrás. Yo
lo que hago al decidir eso, es respetar también sus pautas de convivencia
dentro de un marco institucional. Y eso no puede llevarnos una audiencia,
porque te repito, hay que estar ahí.
Es cierto. Hay que
estar ahí. Gracias por todo Charly. Say No More.
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